martes, 26 de enero de 2010

Una coladera platica con un muchacho de sombra: Marco Fonz


Foto de Miguel Angel Godínez



Una coladera platica
con un

muchacho de sombra

Marco Fonz


Primer y único paso

Te habla un muchacho de sombra

desde el confín de la muerte diurna.

La vida, la vida:

Fruto herido que se come a solas.

Fruto-Tiempo

con la marca inconfundible

del polvo dorado del ala del día.

Semejante luna respira a la luz del sol

y el interno reconoce en su encierro su propia libertad.

Tanta cosa ha pasado desde el último respiro

que ya le han salido canas a la paciencia y se le han caído dientes a la eternidad.

Masticas chimuelo la risa

que viene de atrás de un salón repleto de dudas.

¿Quién era el más inteligente, la más bonita, el tonto, el gordo, el pobre, el feo y el guapo? ¿Quién no existía para después decir: — Presente.

El más reciente jardín fue destruido ayer por botas invisibles.

He visto con desesperación perruna que la música no salva a nadie.

He mordido el dulce de la agonía en la condenada vida frente al muro.

Y sé que el muro no se está construyendo, simplemente,

porque ya estaba ahí cuando uno llega.

En qué pensaba cuando di un paso al frente y dije: —YO.

Así por más metafísica que exista en un chocolate no podré endulzar mi boca

con el profundo velo del cacao mental y sabio.

¿Cómo entonces retocar el accidente de la casualidad?

¿Cómo creerle al destino si no llega cuando estoy ahí?

De ese fruto que por semillas y mordido se presenta: —Hablo.

Así a lo lejos podría parecer un buen cachorro, pero así a lo lejos me muestra los dientes

y entonces hago de su ausencia mi adoración.

Alguna vez oí decir a la muerte: —Pasamos más tiempo muertos que vivos. Maclovio.


Escucho una tonta canción que me gusta


Una juventud terrena y llena de pasto

me lleva de la mano al desierto de la visión matinal.

Nada tengo que ver con levantarme temprano

soy flojo desde mi explicación.

Pero ahí estaba con mi bostezo y la marca del sueño en la cara.

Preparo un desayuno de terremoto y ejercito mi voz para ser un buen estudiante.

Para ser el mejor: — ¡Oh! Saturno viejo traidor.

La sombra estaba ahí primero que yo y entonces caí

en el remolino que forma el ser alguien en la vida.

Y el remolino que le da a uno al encender la radio y pensar como alguien en la vida

y en el remolino que lleva la vida en las entrañas y que abandona todo menos la vida.

Trabajo verdadero es el engaño

lo otro es la imaginación.

Vaya joroba que tiene el viento.

A quien dejé en mi lugar le va mejor que a mí

y le aplaudo

y le doy ánimo:

—No caiga, ahí la lleva, no sea un bueno para nada,

ya verá que pronto otro vendrá y

podrá descansar y dejar el lugar a otro que se lo crea.

Mastico mi cereal de terror, miro a la ventana

y mi respiración me dice mientras escucho

una tonta canción que me gusta:

—La vida no existe pero si existiera sería una hija de la chingada.



Nada que perder-nada que ganar


Claro que el mundo es otra cosa.

El mundo se muerde andando.

Cuando se anda se respira

se respira hondo y se va uno por el viento.

Se aspira a meterse montaña adentro

a beberse el mar de un solo trago

a pasar de largo a las invitaciones a quedarse

a no creer en nada que no se mueva.

Creo por sobre todas las cosas en el movimiento.

En el viaje eterno del viaje

en el viajero y la sombra que le antecede y precede.

En el lugar que nunca existió

pero que te recibe con buena-comida-buena-cama-buena-despedida.

Así en el viaje nunca se hace de noche.

Así de viaje nunca se está solo.

Así de viaje nunca hay descanso porque no existe el cansancio.

Una vez tuve un viaje y le solté la cadena.

Así de redonda es la línea recta.

Así de cuadrado es el triángulo.

Así de fácil no se aprende la tabla de multiplicar.

Hay que buscar los resultados que no cuadren

ser parte de los resultados imperfectos.

Hay que buscar con toda la felicidad del mundo los dulces errores de la vida.

Ahí en el error se encuentra toda la sabiduría del hombre.


Afortunadamente no poseo nada

Hace tiempo perdí todo el tiempo que me quedaba.

Ahora trabajo mejor en el espacio vacío.

No visto de azul por miedo a llover.

No como los martes para no ofender al dios de la guerra.

Lavo el reloj sólo los domingos.

Desayuno calendarios

y soy un aficionado a los trenes que llegan tarde.

Siempre espero lo que llega tarde.

Uso mi corbata de carretera y me tomo dos paisajes.

Cuando el humo llega primero que la locomotora

lloro una despedida al revés y de principio duermo.

Hace tiempo desfloro futuros

y hago moños al pasado.

He visto frente a mí tres presentes

pero no tuve tiempo

y me largué de fiesta con el conejo blanco.

Así ya nadie espera por nosotros y podemos continuar con el absurdo de las palabras serias.

No recuerdo en dónde dejé mi cabeza:

De seguro alguien la cuida por mí.

Si la cuidan por mí no ha de ser por mí si no por ellos mismos.

¿Cómo baila la memoria en el tiempo?

Parece que alguien compra fichas sin saberlo nadie.

No soy de los que pone mucha atención dentro de una caja llena de recuerdos.

Y cuando pongo atención la pierdo inmediatamente.

Entonces me como una dulce hora

y ya tengo algo que platicarle a mis conciencias.



Nadie está listo para reclamar nada

El aburrimiento ha plantado su nido en mis calcetines

ya no puedo caminar con ellos

ésto es muy serio, no hay nada de qué reír

y menos reír de esto: —CALCETINES TIESOS DE TEDIO.

Veo el techo, hay límites hasta para la mirada.

Veo las paredes y desde hace tiempo no puedo atravesar ninguna

y aquí el edificio tiembla cada vez que Corea hace una prueba nuclear.

Admiro a los surtidores de veneno.

Nunca tendré una trastienda en la poesía y aún así espero

que algo explote frente a mí.

Algo hay que hacer para que hierva la sangre.

Algo que mueva al corazón de su sitio.

Algo que corte de un tajo la última realidad.

El aburrimiento ha hecho de mí su figura preferida:

Haz como humano —me dice.

Haz como poeta, sonríe —me dice.

Haz como si fueras serio, formal y trabajador —Carcajada—CARCAJADA

Y AHÍ VOY DE COLORES— LLENO LOS CAPRICHOS DEL ABURRIMIENTO.

Nada tengo que decir a mi favor

solo que hay una luna que serán dos

y viviremos los dos al fin de la página.


Primero escupir al llegar al pueblo

Que tu padre, después de muerto,

haya llevado tu niñez al pueblo,

es un claro misterio claro.

Que dijeras después, en ese pueblo es donde voy a vivir toda mi vida

y viviré después toda mi muerte, es otro misterio claro.

Después con el miedo del trabajador, antes de ser despedido,

hayas explorado la noche.

Con un poco de fiebre y luces bajas escuchas al viento decir tu nombre

y en el agua que tomas vieras otras caras que te acompañaban a beber.

San Nicolás brazos.

San Cristóbal suspiros.

¿Quién diría que romperías tantas cosas?

Tanta felicidad para un hijo es triste.

El pozol en tu boca,

la juncia en tu respiración

y los tejados en tus ojos de tal forma que un mar de tejas arrullara tu sueño.

Calles inevitables en el pensamiento.

Ahí dejaste tu cuerpo y te llevaste tu sombra.

El ombligo de tu voluntad late ahí.

Y quien se lleva tal piedra regresa.

Y quien bebe de tal agua regresa.

Y quien ve ojos en la niebla regresa.

Y quien escucha cierta campana siempre retorna.

Desde esta piedra zopilotera me gusta mirar las nubes.

Vivo en un buen embrujo.

Tú y las nubes me traen muy loco

Tú y las nubes me van ha matar…

El hueco de las manos formaba un corazón

¿Qué quieres oír muchacho de sombra?

¿Cuál canción quieres ahora?

¿En qué camisa te quedaste?

¿Con cuál de los sueños te fuiste a romper?

Nada te era extraño y nada te reconocía.

¿Qué ventana sucia quieres limpiar ahora?

No por entrar sin zapatos al cielo

lo encontrarás más limpio.

El abuelo te ganaba siempre en la vida y en el ajedrez

y te ganó también en la muerte.

Nadie te extraña más que yo

pero sigues pateando el aire, muchacho de sombra.

El hogar que te pintaron los angelitos negros

no pertenecía al trópico.

Por ese camino se fue hace tiempo

y lo único que se te ocurrió hacer fue un poema.

Parece que ahora la mano tiene seca la garganta.

Parece que la visión espera a otro muchacho descolorido.

Hace tiempo los abrazos pasaron por aquí.

Nada dejaron para ti

Pero espera: hay un sobre, una carta.

¿Qué esperas? Muchacho de sombra

perdí el lugar en donde dejé enterrado el sobre.

Nada sé de lo que te extraña nada de lo que dices nada

de los huecos sentimientos que mueven tus huesos.

Haz del aire un corazón

y guarda tus uñas para otros dientes.

Un pie lanzado a futuro

No pegues tu frente al aire,

muchacho de sombra y velo.

Mira mejor tus manos y ve el consuelo futuro

te aguarda una sorpresa en las montañas

y sonreirás como un preso recién liberado.

No hagas preguntas que no podrás responder

ve a la huella de tu pie

y haz un fuego nuevo con la vieja ropa.

El mirar atrás construye espejos.

Allá vive lo que te aguarda.

Sin miedo y en verano la palabra sucia.

Flores crecen sobre los cadáveres.

Ahí encontrarás el nombre que después hay que olvidar.

Por lo pronto encuentra el latido que buscas.

Un grano de polvo bajo la piedra es la felicidad de Dios.

De esa piedra come, bebe, y sabrás amargo que todo está hecho para ti.

El cansancio es un lobo que muerde tu carne.

Nada canta mejor el camino que la derrota.

No olvides apagar la luz y cerrar las llaves del gas.

Cierra bien la puerta

Que lo que dejas es lo que te llevas.

Así con un pie lanzado a futuro

no hay más que estar ahí

en donde se te nombra.

Tiembla de forma misteriosa el fantasma del tiempo.




Dudar es la certeza

El problema con no querer decir algo

es que terminas siempre diciendo algo.

Y no es lo mejor.

De hecho es lo peor que dirías en un día

con mucha inspiración y ganas de ser el mejor de todos.

A la ventana con todo y plumas.

Vives en México muchacho de sombra y eso es un gran inconveniente

para el tipo de poesía que quieres decir.

Nadie te hará caso, pero de todas maneras me imagino que no puedes detenerte.

En todo poema mal escrito vive un grito.

Ese grito es lo importante, lo demás es poesía.

Así que no dudes con escribir mal.

Sería imperdonable que no busques la imperfección.

Espera al grito final del poema y verás cómo te lleva el diablo.

Afortunados los idiotas de entendimiento.

Nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada nada

Hasta aquí llegó la medida del hombre.

Lo demás son cifras y ya no tienen nada que ver con la belleza.

Todo lo que viene del tamaño humano no tiene valor alguno.

Las leyes naturales se nutren de otros gusanos.

Mi único problema es que no tengo problemas.

Cosas para el camino

Un poco de reflexión me salva de mí mismo.

Esto no es normal para alguien a quien le gusta la enfermedad mental.

Pero a veces muy de vez en cuando se reflexiona al ver la luz.

Inevitablemente se patina en el lado bondadoso del infierno.

Si alguien abre mi corazón, después de muerto,

verá un cielo lleno de cúmulos.

Eso está bien para un poeta, dirán,

pero el hombre era una mierda

y muy pocos entendían lo que escribía.

Era para pegarse un tiro aventarse de un sexto piso

estrellar la cabeza contra un camión de basura

o lo más trágico que le pueda ocurrir a alguien: VIVIR.

Vivir en paz con la obra concluida y en calma con todos los viaje ya hechos.

Rodeado de todos los seres queridos y de mi AMOR.

Vaya que la calma guarda una serpiente en la flor.

Vaya que la muerte habita la palabra.

Ahí en la palabra le veo sus brillantes ojos.

Me recargo en la montaña que dejé atrás del bar.

Veo la pata de la osa mayor como indica el camino.

Sin duda mi muchacho de sombra montará esa distancia.

Enviará postales.

A donde quiera que vayas no se te olvide un espejo.

Hay que estar presentables la noche en que te lleve la policía.

Y no se te olvide llevar contigo tu canción.

La necesitarás cuando los rufianes te visiten a lo largo del camino.

La reflexión dura unos segundos

después todo vuelve a ser tu sana enfermedad.

TE ABRIGAS, MUCHACHO DE SOMBRA.


Canción mirando un cementerio

Una vez era un muchacho de sombra

Una coladera común me contaba sus penas

La calle que era de ella ya no le quería hablar

Y las ratas pasaban de largo y se mudaban a EUA

Otro tipo de ratas se iban a Europa.

Las ratas en el primer mundo tienen mejor audiencia que las ratas en el tercer mundo.

Yo le contaba mis penas de falta de sueño a la coladera

Y le decía que algún día iba a ser muy famoso

Que si recibía mi vómito ella también sería famosa.

Cantamos toda la noche, la coladera y yo,

Y antes de amanecer pensé

Que tal vez la coladera pensaría que yo,

Estaba loco por decir esas cosas.

Y entonces me miró y me dio un beso de agua sucia.

Vaya muchacho de sombra que era yo

Negros eran mis calcetines

Negro mi pantalón

Negros pensamientos me agarraron por sorpresa

Y entre trabajadores de cuatro de la mañana, tamales de desayuno, perros que regresaban a la nada de sus nadas y estudiantes fracasados intentando terminar la escuela para de todas formas seguir fracasados, entre esos malos sueños le hice el amor a la coladera.

Los caminos de la fama son misteriosos.

No tengo prisa por llegar de donde no he partido


Todos tenemos una historia triste que contar y una canción por escribir

y a cada uno de nosotros se le van quedando retazos por el camino.

No es extraño ver la vida de otros por los suelos y reconocer a alguno de ellos

o algo de nuestra propia historia rodando por las banquetas como poemas gastados.

Era y usaba sombrero de copa y ofrecía otra vida a la par de tu vida.

—Parte ahora.

Gritaba el ángel con todas sus trompetas.

Crecían edificios por todas partes y la ciudad amurallada, custodiada por soldados invisibles. En las calles sobrevivían vagos y rateros, asesinos y prostitutas.

Y algunos obreros que salían de sus propios infiernos.

A ellos, los obreros constructores de mundos, los odiaban todos.

Al cielo se le inflamaban las venas. Y tú decidiste ponerle fin a tu encierro.

De tus entrañas salían caminos. Llevabas un libro en la garganta, florido y doloroso.

Cuando vuelo no conozco. Gritaste: —Te amo, pero te conozco.

A ella le dijiste y la iluminaste con un beso. El partir es la otra parte del quedarse.

Y te pusiste los zapatos en los oídos y escuchaste el desierto.

Noche la luz del sueño. Soy un pobre muchacho en esta nueva ciudad. ¡Vean! a la oscuridad le nacen lágrimas y un coro de anuncios de neón te despedía. Saliste pues por la puerta delantera. Lo curioso fue que detrás de esa puerta había mil un millón de puertas más y te tardarías toda tu vida en salir hacia adentro.

No tengo prisa por llegar de donde no he partido, pensaste y mientras tomabas tu cerveza murmurabas: La vida entre más humana menos vida

Punto final dentro de la vida

Para terminar esto de un solo trago

diré para mi defensa

que YO no lo hice.

Fue un momento de infinita tristeza

quien metía sus palabras en mis dedos.

Esto no sirve mas que para agarrarlo de los pelos y mandarlo por un tubo.

Si viviera en otro país y mi realidad fuera otra realidad

si mi sueño no fuera tan pesado y sin gracia

si mi deseo no estuviera cumplido

si mis pasiones estuvieran apagadas

y mi razón de cómo veo la poesía no sirviera

entonces pensaría que estoy mal.

Pero estoy bien, gracias.

No me equivoco, porque aún en mis equivocaciones acierto.

Así que mi vocación es pura vida.

Quién lo diría: —Marco,

muchacho de sombra y del demonio.

Convertido en Poeta.

Vaya enfermedad que sufren algunos.

No se culpe a Nadie por mi palabra.

Nadie es mi esposa y sonreímos y rompemos nuestras libertades

sólo para continuar haciendo lo que más nos gusta:

POETAR.



Calzada de Tlalpan. 21:30 P.M.

1 comentarios:

drfloyd dijo...

me parecio escuchar un sampler de fondo mientras leia esto.

Publicar un comentario