martes, 21 de abril de 2009

EL HIDALGO DE LA CARRETERA

En un lugar de Aragón, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un hombre muy alto, delgado y bigotudo, al que de tanto leer libros de aventuras y de caballeros andantes perdió el juicio. Este hombre se llamaba Don Quijote de Aragón y su sueño más grande era ser caballero andante.

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Un día salió a la plaza del Pilar y se encontró con una supuesta pirámide egipcia, a la que acudían muchísimos ciudadanos, que en realidad se trataba de la ofrenda de flores de Zaragoza. Don Quijote al ver esa pirámide, pensó que dentro podría encontrar muchas riquezas y se metió entre las flores. Don Quijote vio a una emperatriz dentro de la pirámide, pero sólo era una jardinera que sujetaba las flores del manto por dentro para que no se cayeran al suelo.
La chica al ver a Don Quijote dentro del manto vestido de caballero andante y diciendo cosas absurdas se echó a reír.Don Quijote la miró extrañado, como el pensaba que era una emperatriz le sorprendió que lo atendiera así, por eso se fue a otro sitio. Cuando Don Quijote pasaba con su “moto” por la carretera todos se le reían por su vestimenta.

Don Quijote aparcó su “moto” en una esquina del barrio las fuentes y llamó al tercero H de un edificio.Un hombre le preguntó:- ¿Quién es? Y Don Quijote le respondió:- Soy yo, el caballero de la alegre figura. El hombre extrañado, bajó a la puerta para ver de quien se trataba.Cuando lo vio así vestido le dijo:- ¿Quiere acompañarme? Y el hombre llamado Sancho le contestó: - Vale pero no me haga hacer ninguna tontería como vestirme de caballero andante…

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