miércoles, 20 de enero de 2016

HYPERVERSOS - DESENCANTADOS (EN VIVO RADIO UNAM AGOSTO 2015)


Desencantados

Aún recuerdas cómo era la lluvia, las tempestivas emboscadas, el sabor de la carne, la cama, la casa y todo lo que nos necesitaba, tengo que decirte algo, cualquier cosa pero esta vez por última iniciaré con la verdad.

Aquí voy, dejando que mi esqueleto controle mis impulsos, el corazón se ha ido bien lejos tal vez a la mierda o a esos rincones que se conocen cuando muere alguien y no quieres evitarlo, he tomado varias decisiones y tú no fuiste una de ellas, llegaste como llegan esas tardes absurdas de cine y café, donde no se bebe porque se debe amar con elocuencia, como si por descorchar un par de botellas se nos negara el cielo o la tierra, eso es para los imbéciles que creen que el futuro los espera con las piernas abiertas y usan gafas pastosas y barbas abultadas que no combinan con su bragueta, llegaste a tientas con un bolso muy rojo y un vestido que no importaba yo quería la carne, restregarte mi inocencia flaca, causar en tu cuerpo tantos accidentes como me fuera posible.

Cada día pedías más delicadeza, tu delirio de crisálida me esperanzaba mariposa en cautiverio, con alas que combinaran con tus ganas de nada o con tu cabello lleno de Europa y un montón de antioxidantes y químicos que no alteran la conciencia y a ti, a ti te llenan de ansias, hablar era tu palabra favorita, escupirme la cara con todas esas molestias que generan las relaciones serias y un poco más tarde besarme los ojos hasta quedar dormido, me mantenías con el rostro metido en tu pubis fino por horas y a lo dos días de inanición me regresabas a esta ciudad en llamas.

Ahora estoy seguro que conoces cómo inicia la tormenta, nos llenamos de tantos agostos innecesarios, casi al final teníamos el semblante de años que ya pasaron y sin embargo siempre fui capaz de mirarte directo, podía estar ebrio o haberme fumado la mitad del color verde que cobija a este insano mundo, pero te miraba igual que cuando tenías 20 y besabas de forma escandalosa y la gente hablaba de ti y yo sin defenderte, todo lo contrario, en ocasiones confirmaba que nos amábamos de forma sucia, que no parábamos 2 días enteros hasta mirar el rojo de nuestros sexos y hasta ese entonces nos lavábamos sin culpa, y volvíamos a caer en nuestra sordidez 2 días más, la gente siempre es una estafa.

Nos fuimos marchando por partes, primero los sexos y luego lo demás que nada importa ahora, puedo mirarte pero siempre me da esa nausea de olvido, de pasado, de recuerdos flojos o rotos o que no recuerdan porque no lo quieren así, me fui hace tiempo sin que lo notarás, no era de noche, tampoco fui por cigarrillos, me largué con unas perras, sí, unas perras ganas de  burlarme de todo este cuento colorín y descolorado, donde funges como inocencia y causa, como victima de  un canalla barato, la mujer que inició invitándome a habitar su falda y paso a ser aquella de las lágrimas de cristal sin estallido, la de los pecho firmes y bragas de hojalata.

Estamos a mitad de un diluvio que no contuvimos aunque teníamos la predicción a razón de nuestra impureza que sucedería, estoy feliz de que nos lleve la marea a diferentes partes, de nada me sirven ahora las manos, ni ser adulto, ni otra boca que me reprenda por misógino, no, está a punto de concluir este torrente que apesta y que no es otra cosa que esos absurdos recuerdos, vámonos, pero sólo como nos conocimos, con los ojos hinchados y lo demás herido, vámonos, ahora que nos quedan las piernas y el valor para no rajarnos por la espalda, llegará la calma y con ella otra historia igual de enferma.

Pasará y entonces tendrás ese miedo que de niños nos detiene a asomarnos bajo la cama y mirar a la creatura en que nos convertimos cuando crecemos y las manos nos huelen a adultos, a ese sudor que se conoce cuando el dinero es una mafia que necesitamos para comprarnos otros ojos y otras bocas y otras manos de adultos que dañen como daña el alba a los amantes efímeros los sábado en madrugada, y nos doleremos todo el tiempo, y no dejaremos de maldecirnos lo que reste de nuestras tristes vidas, sabes algo he sido sincero y para hoy he cumplido con mi cometido, en otra u otras vidas espero jamás volver a vernos.

miércoles, 3 de junio de 2015

SEAMOS ELLOS, AQUELLOS

Arriesgar la carne por esos labios brujos,
arriesgar la historia por la verdad del verbo,
antes de mí, después de ti, el ahora de ambos,
comprar la comunión, negar el perdón celeste,
emancipar la traición del miedo y del tiempo,
hablar de credos como de lenguas rojas y besos

Contarnos una sarta de historias flojas y cenizas
hasta suponer que nos desconocemos de siempre
y desde ese tiempo parecer cómplices y canallas,
equivocar el rumbo y terminar ebrios y rabiosos,
esperando revolución desde nuestra trinchera blanca.

Apedrear a las putas ganas que nos corrompen,
no negarnos aunque el alba quiera acariciarnos,
hacer una apología de nuestro maldito encuentro,
un tratado en roca con doce lineamientos vanos:

1.- Ser herejes cuando a la boca no la invada nuestro sexo
2.- Parecer divinos, jugar a ser nerviosos, truncar la noche
3.- Desaparecer ansiosos a mitad de la última cena familiar
4.- Grabar en nuestro aliento cualquier recuerdo húmedo
5.- Apostar las manos cuando más no las necesitemos
6.- Violar la ley divina y coger como dioses omnipresentes
7.- Lamernos a mitad de la sacristía las piernas o la boca es igual
8.- Cada navidad parecer más tóxicos, más inusuales, más calavera
9.- No amarnos aunque el amor quiera escupirnos la cara
10.- Amarnos aunque palabra alguna no exista para nosotros
11.- Poner sobre la mesa los cuerpos antes que las ideas
12.- Montar una especie de milagro en que nos lleve la tormenta a la nuestra

Mirarnos nada más, correr heridos de penuria
jamás vernos a los ojos, corremos el peligro de hablar
y palabras que no queremos pueden escapara como un balazo.

Seamos ellos, los que son ahora y jamás serán
los que se destruyeron una tarde para sentirse reales,
aquellos que aman enfurecidamente sin querer amar.


viernes, 14 de noviembre de 2014

DE ÉSTE Y OTRO EDÉN

Háblame de ti en espera de la nieve de este invierno,
de cuántos corazones necesito para mirarte,
de cómo es que la divinidad es cuestión tuya y no de Dios,
de a dónde es que corres, de qué es lo que gritas,
por respeto a nuestra ausencia háblame del tiempo,
del que se me escapó a media faena y no hace
otra cosa que tenernos en amores opuestos.

Ahora háblame de tus manos, del camino que se guardan
cuánto de ellas para no dejar de ser pasado,
¿Si me acerco y revientan, si te toco y escapamos?
es el fiero mundo que no está acostumbrado, se ha quebrado,
entre dulces palmas blancas de oro algodonado y azafrán
de reacción promiscua, de fricción sabor carne y pecado.

Dame un poco de ellas para arrancar de tajo las mareas,
para verme recostado en tu sepulcro y contando
dos heridas sin vinagre, dos ladrones a un costado,
entre lágrimas y sangre me has tenido, te he tenido,

besando sin mandatos esa boca, y en tu cuerpo, crucificado.

viernes, 5 de septiembre de 2014

UNA AMOR QUE NO ES PARA COBARDES (HOMENAJEANDO A RIMBAUD)

He temido a los aullidos, pero no a los motivos del lobo,
a su rededor la nieve se dispara mientras la muerte se disipa,
y el trono del mundo o de su fin se le entrega a este loco
con una parte de cicuta y dos tantos de ajenjo y mirra,

Nunca es vergüenza batallarse en el hocico de un hombre,
con olor a tabaco viejo y vino naciente del simiente propio.

Sí perdí la ventura es porque ésta me abandonó de nacido,
cuando se decía que Dios era Verbo y no la ausencia del mismo,
el profeta no ha cumplido su parte con el fiero destino,
la mujer ha dejado las bragas húmedas y corre libre,
fuera de las fauces, lejos del cuerpo hambriento del lobo embravecido.

Ahora me voy sin querer que a mi travesía me sigas de sombra,
a pasos raudos y el hígado desbocado, lleno de lo nuestro,
emasculando mis últimas letras y lo que me quedaba de cuerpo
en medio de estas piernas, jamás tuyo, siempre del averno.

Toma de mi mano esta poesía que es canalla, que ha acabado,
se va como ave blanca, como paloma de luto y encuervada,
sin un final que no sea en tu boca y un principio encima de tu espalda.



jueves, 14 de agosto de 2014

DE CUANDO ELLA Y ÉL ERAN

Él, se quiere ir tocando todos los horizontes posibles para no errar en la misión de encontrar el fin del mundo, ella sabe que ese misterio le pertenece y sólo necesita que le digan boca a boca lo que es el amor.

A él no le importaba el mundo, le importaba la boca de ella, a ella no le importaba tampoco el mundo si su boca no era para él, por qué tanta miseria, ambos se preguntaban, aunque también les había dejado de importar, al instante un beso era todo.

Ella, mencionaba de vez en cuando lo mucho que amaba el mar, él le amaba de forma enfurecida y entonces ahora el mar le pertenecía a ella y todos los días le hacía el amor con el vaivén de las olas, le cobijaba con una luna menguada, en ciertas ocasiones escapaban juntos hasta un acantilado y muy despacio desplegaban sus alas, volando y fornicando hasta el amanecer.

Ella parecía una libélula, libre, fugaz, mística y con toques del infierno y esencias de deidad, amaba porque sabía hacerlo, se entregaba porque quería hacerlo, era de él tanto más que lo que él era de ella, parecía que se pertenecían, en un minuto, en un siglo, en un mundo se pertenecían, él vivía dentro de ella, ella le hacía crecer, le engendraba y concebía a cada pensamiento.

Ambos abnegados a una realidad profana, les dio por jugar con sus manos, tomar el horizonte y hacerlo polvo, nada más bello que ver reflejado su cuerpo desnudo lidiando con el quebrantamiento del mundo y sus polos, para a penas levitar en un oscuro misterio sin necesidad de contener el tiempo, para fundirse como la agonía y la muerte o la vida y su silencio.

Ellos dejaban de lado las ideas, carecían de ciudades, se abstenían de moral y reglas, su condición humana era lo que no permitía que se fundieran en el cielo y desterraran olimpos llenos de tacto, avernos colmados de deseo, edenes carentes de moral.

Un día como cualquiera dejaron su nombre terrenal, se encaminaban a ser mito y permanecer como leyenda, se juraban durante horas efímero amor eterno, actuaban como incendios y luego se desvanecían salvajemente hasta que desapareciera la humedad, la de sus cuerpos.

De repente todo fue tempestad.

Él amaba de forma enfurecida y no le era suficiente todo el tiempo, padecía el síndrome hedonista de la singularidad, ella concupiscente había borrado todos sus recuerdos, sólo tenía una voz para llamarle a él y luego permanecían callados hablando a roses y labios, escondiéndose sólo en la eternidad de sus pensamientos, el mundo se comenzó a desbaratar.

A su paso todo se derrumbaba, la casa, la cama, el infinito que habían construido como guarida, era momento de volver a ser mortal.

Es así de sencillo comenzar con la historia, que bien dicho, está historia ya es, tiene más de una década que dejaron de ser todo y de ser bocas, besos, ahora un sustantivo simple, son distintos, o, mejor dicho, de un momento a otro, han dejado de ser.